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Reconstruyendo el Espíritu de la Humanidad

Por: Mohammed Al-Arabi

En el extremo norte de los Andes, en el fértil Valle de Aburrá, se encuentra Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia. Esta ciudad alberga una compleja historia de dolor y rebeldía.

En la década de 1980, Medellín fue el epicentro de uno de los capítulos más sangrientos de la historia de la región. Fue allí donde el infame narcotraficante Pablo Escobar fundó el Cártel de Medellín, el más grande y notorio del mundo. Después de que Estados Unidos exigiera la extradición de Escobar y el gobierno colombiano accediera, la ciudad fue sometida a una campaña de asesinatos y atentados con bombas, lanzada por Escobar para aterrorizar al gobierno y amenazar con la extradición. Pero tras esta tormenta, Medellín emprendió un camino diferente: uno de esperanza y vida. De las cenizas, la ciudad resurgió, encontrando en la poesía y la palabra la clave para la sanación y una puerta a la autosuperación.

En 1991, el poeta colombiano Fernando Rendón fundó un festival internacional de poesía que no era sólo una celebración de la palabra, sino un acto de resistencia cultural y humana, un arma espiritual frente a la devastación.

La poesía y la reconstrucción del espíritu humano

La 35 edición del Festival Internacional de Poesía de Medellín , uno de los eventos culturales más prestigiosos y destacados del mundo en el ámbito de la poesía y las artes literarias, se llevará a cabo del 5 al 12 de julio, bajo el lema “Poesía para reconstruir el espíritu humano”.

El festival de este año reúne más de 60 eventos diversos, incluyendo lecturas de poesía, performances, conferencias, seminarios, talleres, conciertos y proyecciones de documentales, con la participación de aproximadamente 60 poetas de 45 países de todos los continentes.

Esta edición llega en un momento de extrema complejidad global, en el que la humanidad enfrenta desafíos entrelazados, como la reanudación de guerras y conflictos, la intensificación de las crisis climáticas y el aumento de las divisiones sociales. Ante esta difícil realidad, el Festival de Medellín afirma que la poesía no es solo un arte o un lujo, sino un acto de profunda resistencia espiritual y social. La poesía construye puentes de esperanza y paz y nutre el espíritu humano, permitiéndole afrontar las crisis de nuestro tiempo.

A través de estos diversos eventos, el festival reafirma la importancia de la poesía como espacio de diálogo y convergencia, donde diversas voces de todo el mundo se unen para explorar cuestiones de justicia social, protección del medio ambiente, los derechos de los pueblos indígenas y el derecho a la dignidad, con especial énfasis en la liberación de Palestina, que ocupa una posición central en el diálogo poético de este año.

El festival, que se extiende por plazas públicas, teatros al aire libre, salas culturales y centros de arte, transforma la ciudad en un espacio donde diversas culturas se unen para tejer lazos de comprensión y humanidad. Los eventos se acompañan de una exposición de poesía, que permite a los visitantes explorar producciones literarias contemporáneas y antiguas, así como conocer e interactuar con poetas.

En Medellín, la poesía se convierte en un acto colectivo que representa una respuesta cultural y humana al dolor y los desafíos, así como una celebración de la vida, la libertad y la creatividad. En medio de la calidez de la ciudad y sus montañas, la poesía se alza para reconstruir el espíritu humano, proclamando que la belleza y las palabras pueden generar cambios.

Público poético: el vibrante espíritu de Medellín

En Medellín, la verdadera sorpresa reside en el público del festival, alma viviente y principal incubadora de este evento cultural global. En una ciudad con una dolorosa historia de violencia derivada del narcotráfico y la guerra entre bandas, la gente encuentra en la poesía un refugio y un espacio para expresar el dolor y la esperanza, una experiencia que congrega a decenas de miles de asistentes a diario en parques, plazas y teatros al aire libre.

El público de Medellín se distingue de otros festivales internacionales de poesía por su tamaño y entusiasmo sin precedentes. Aquí, la gente no solo escucha las palabras; recibe los poemas con pasión y expectación, interactuando con ellos con profunda contemplación e interés, creando una atmósfera de conexión espiritual entre el poeta y el público. Esta multitudinaria presencia convierte al festival en un auténtico ritual popular que trasciende la élite para incluir a todos, de todas las edades y estratos sociales.

Las actividades del festival se extienden por los barrios y pueblos del departamento de Antioquia, asegurando que la poesía llegue al público más amplio posible y enfatizando el papel de la cultura en la democratización del arte y la concienciación. Esta interacción se complementa con una fuerte presencia mediática de canales como Señal Colombia y Radio Nacional de Colombia, que transmiten en vivo desde las sedes del evento, además de los reportajes diarios de RTVC Noticias, que cubre el evento con precisión y profesionalismo.

El festival también destaca voces jóvenes y emergentes de diversas regiones de Colombia a través del nuevo programa de televisión Verso a Verso, que brinda a estas voces una plataforma única de expresión en un espacio televisivo dedicado enteramente a la poesía.

Este compromiso público y mediático confirma que el Festival Internacional de Poesía de Medellín no es sólo un evento cultural, sino un vibrante movimiento social y humanitario que recupera el estatus de la palabra como fuerza de transformación y diálogo.

La poesía como puente global: voces de todos los continentes

En el Festival de Medellín, no solo se encuentran idiomas, sino también las experiencias humanas más profundas, desde Bangladés hasta Palestina, desde Senegal hasta Canadá, desde la Amazonía hasta los Andes. Aquí, la poesía no es solo una cuestión de belleza lingüística, sino un hilo de luz que conecta lenguas y almas, empoderando a las palabras para sanar y reconciliar.

Este año, 60 poetas de 45 países participan en lecturas de poesía, seminarios y talleres que abordan temas de justicia, resistencia, identidad y memoria. Cabe destacar la participación de varios poetas árabes, cuyos poemas transmiten una profunda carga humana y espiritual, entre ellos Ahmed Zakaria (Egipto), Mohammed Ben Talha (Marruecos), Adnan Al-Sayegh (Irak), Lorca Sbeiti (Líbano) y el poeta y traductor libio Ashour Al-Tuwaibi.

Palestina recibió un espacio significativo gracias a la participación del poeta Murad al-Sudani, Secretario General de la Unión General de Escritores y Autores Palestinos, quien pronunció un discurso en árabe que fue traducido al español. Comenzó agradeciendo al festival su solidaridad poética con Gaza y Palestina. Al-Sudani recordó "666 días de matanza y aniquilación" en medio de un inquietante silencio mundial, enfatizando que Palestina defiende no solo su propia libertad, sino la libertad humana en su conjunto.

Dijo: «Palestina no es solo una cuestión política, sino una cuestión estética y espiritual que resiste la fealdad y la brutalidad con el esplendor de las palabras y la claridad de la verdad que posee». Señaló el asesinato de más de 46 artistas creativos en Gaza, la destrucción de escuelas y bibliotecas, y el saqueo de museos, en un intento sistemático de borrar la conciencia y la memoria. Concluyó su discurso enfatizando que «nuestro pueblo palestino lucha en defensa de la vida y no izará la bandera blanca. Palestina, como dijo Mahmoud Darwish, es la tierra de la gacela y la púrpura, y la geografía de la magia divina. Es nuestra antes y después».

La presencia de este espectro internacional de poetas le da al festival una dimensión universal poco común, haciendo de Medellín una capital de la libertad de expresión y un espacio abierto para la escucha, la interacción y el reconocimiento del otro.

El mensaje de Medellín al mundo

En un momento en que los festivales de poesía árabe se han desvanecido, Medellín se destaca como un faro que ilumina el camino de la palabra viva, afirmando que la poesía no es un lujo sino una necesidad existencial que nutre el alma y reconstruye la humanidad.

En Medellín, la escucha no se limita a las palabras, sino que se extiende a la vida misma, a los sueños nacidos del sufrimiento y al espíritu indomable. Aquí, la poesía se convierte en un acto de resistencia y celebración de la humanidad, un momento de reconciliación colectiva que brota de lo más profundo del alma.

Nacido de la violencia, este festival se ha convertido en un símbolo de resistencis y fe en la capacidad de la belleza para florecer incluso en las circunstancias más oscuras. En su 35.ª edición, el Festival de Medellín presenta un poderoso lema: "Por una vida que resurgirá, liberada del hierro: Poesía por la Paz". Este lema refleja un mensaje de renovación y liberación, donde la poesía se convierte en un instrumento de paz y una ventana de esperanza en un mundo que gime bajo el peso del dolor.

El mensaje de Medellín al mundo es que todavía celebra la vida, la esperanza y la humanidad.

Última actualización: 09/07/2025